Flipped Classroom en Secundaria. Por qué y cómo he dado la vuelta a mi clases

foto flippedSoy profesor de Matemáticas, Química y Tecnología en el Colegio «Nuestra Señora del Carmen», en Betanzos, una localidad de unos 13000 habitantes a unos 20 Km de A Coruña y este es un relato de cómo fui cambiando mi forma de enseñar hasta llegar a implantar la metodología Flipped Classroom.

Probablemente el germen del cambio vino del trabajo en el laboratorio y el taller en el que cambia radicalmente la relación con los alumnos, su motivación y forma de trabajar cuando desarrollan sus proyectos o prácticas.

Aquí nació la idea de abandonar la forma tradicional de explicar y hacer a mis alumnos los protagonistas de la preparación y desarrollo de la materia.

Empezando: ponemos la Tecnología al revés

Realizar el cambio en la asignatura de Tecnología fue muy natural porque hay muchos temas que los alumnos pueden preparar por sí mismos, se trabaja en grupos y con proyectos.

Mi primer paso  fue proponer y explicar a los alumnos la nueva forma en la que íbamos a aprender y trabajar juntos. Este es, desde mi punto de vista, un momento imprescindible en cualquier cambio metodológico.

El método que plantee a mis alumnos, y con el que hemos desarrollado estas experiencias plantea cuatro actividades o momentos para cada tema:

  1. Preparar los temas entre todos, con mi ayuda. Cada grupo un tema diferente.
  2. Dividir el trabajo entre los miembros del grupo de forma equitativa.
  3. Seleccionar los contenidos y material de apoyo multimedia (al principio esto no existía más allá de los dibujos y carteles).
  4. Exponer a los compañeros. Cada grupo explica el tema en el aula y responde a las spreguntas de los compañeros oyentes y del profesor para complementar y aclarar puntos débiles en la explicación.

Este modelo de trabajo en el aula funcionó muy bien ya que permitió a los alumnos desarrollar muchas habilidades: trabajo en grupo, aprender a aprender, habilidades sociales, expresión oral, comprensión, etc.

La transformación más importante residió en los cambios que que introdujimos en la evaluación. Básicamente, yo como docente y mis alumnos participamos juntos en la evaluación de la actividad final (la exposición) a través de la que los grupos habían mostrado el resultado de su aprendizaje. Utilizábamos cuatro métodos de puntuación que se complementaban.

  1. Puntuaba el profesor.
  2. Puntuaba el profesor y los alumnos oyentes.
  3. Puntuaban el profesor, los alumnos oyentes y los componentes del grupo que expone se evalúan entre sí (evaluación entre pares)
  4. Puntuaban el profesor, los alumnos oyentes, los componentes del grupo que expone se evalúan entre sí y se puntúa a los alumnos oyentes por su participación y atención.

En la situación 4, después de puntuar trabajos, material multimedia, explicación, soltura, expresión oral, comprensión, trabajo de grupo, etc. de 30 alumnos, me podía encontrar con 150 notas para calificar a cada uno, una auténtica locura que me llevó de cabeza a elaborar unas primitivas rúbricas usando hojas de cálculo.

Mi clase de Tecnología ya estaba al revés y aunque tenía otras materias, Matemáticas y Química, no vi la posibilidad de aplicarles esos cambios en ese momento.

Flippeando las Matemáticas y la Química

Estábamos viviendo un cambio tecnológico importante en lo que se refiere a los contenidos de Internet, y encontré en los blogs de Blogger la primera oportunidad para cambiar las cosas tanto en Matemáticas como en Química. Abrí dos blogs. El de Química, La zona neutra, que nunca gozó del grado de participación al que llegó el de Matemáticas, El rincón de tercero.

La diferencia estuvo, desde mi punto de vista, en que en el de Matemáticas todos los alumnos podían escribir entradas. Allí se proponían cuestiones y acertijos matemáticos para que los alumnos pudieran discutir soluciones. Una manera exitosa de extender la clase más allá del aula.

Pero la verdadera revolución  en el aula que aún estamos viviendo fue la proliferación de los contenidos audiovisuales y sobre todo la universalización y accesibilidad a la generación de estos. En este contexto, descubrí la metodología Flippped Classroom (Clase invertida) a partir de un artículo Jane Healey: «Becoming invisible in my classroom» (disponible en mi blog y en este artículo).

En este articulo encontré esta exposición sobre el papel del docente:

Jean Healey presentaba este comentario que los alumnos hacían de ella como profesora «No hace nada. Le pagan por cuidarnos y nosotros hacemos todo el trabajo», «Ella se mueve alrededor mirándonos, nunca contesta a nuestras preguntas. Sólo pregunta ¿dónde crees que puedes encontrar esa información?. Es estúpida». La respuesta de la docente a esta evaluación no podía ser más impactante: «O sea, que soy inútil. Estupendo… Siempre he pensado que un docente debe ser algo asi como un árbitro deportivo: su trabajo será mejor cuanto menos se dé cuenta la gente de su presencia».

La metodología expuesta me entusiasmó. Al profundizar más en el tema encontré una página especializada en vídeos educativos Khan Academy y un segundo artículo de Meritxell Viñas que terminaron de encender mi motor.

 

Poniendo en marcha mis Flipped-grupos

Durante unos meses me dediqué a grabar mis propios vídeos. Cuando ya tenía más o menos claro cómo iba a organizar las clases le expliqué a la directora de mi centro mi proyecto y me animó a ponerlo en marcha. Ahora llegaba el momento de pasar todo el proyecto al aula.

Una vez más, el primer paso fue explicar a los alumnos lo que íbamos a hacer. Los reuní a todos y les presenté lo que pretendía hacer, y lo más importante, que decidieran si les parecía interesante y si querían participar. De nuevo tuve la suerte de contar con una clase que se entusiasmó y me apoyó. Las directrices que les di fueron las siguientes:

1. Respecto al trabajo:

  • Ya no hay ejercicios para casa, los ejercicios se hacen en clase.
  • Las tareas para casa consisten en ver, entender, analizar, tomar notas de contenido y anotar dudas viendo vídeos que se colgaban en youtube o en un aula virtual.

2. Organización de clase:

  • La clase se organiza en grupos. Al principio les dejé elegir a ellos la distribución, después los formé yo, procurando que cada grupo tuviera una persona rápida en la comprensión y realización del trabajo, otra de las más lentas y dos o tres que trabajaran a ritmo medio.
  • Hay un coordinador por grupo, normalmente el más rápido. Acaba antes y dispone de más tiempo para ayudar a los demás y levantarse a consultar con otros grupos o con el profesor. Esto aumenta más sus competencias y le ayuda a reforzar el aprendizaje.
  • Sólo el coordinador de grupo se levanta.
  • Las colecciones de ejercicios se dividen en varios niveles, si es necesario, para adaptarse a los diferentes ritmos de mis alumnos. Las pruebas deben respetar los diferentes niveles alcanzados por cada alumno.
  • Evaluamos con rúbricasque permitan al alumno ver en qué nivel se encuentra en cada momento y hasta dónde tiene que llegar.
  • Disponemos de varios solucionarios que permiten a los alumnos comprobar rápidamente los resultados y así aumentar su autonomía.
  • El profesor apoya y se mueve continuamente entre los grupos. Aparte de pasear entre los grupos, el profesor se sienta de vez en cuando con los más descentrados para estimular su trabajo.

¿Qué ha cambiado en mis clases?

  • Todos hablan. Un alumno tiene problemas cuando no trabaja, no cuando habla. Esto reduce los problemas de disciplina.
  • El trabajo de clase se vuelve más importante y como consecuencia el peso en la nota del trabajo de clase y del examen se aproxima. Yo pacto con los alumnos este punto.
  • Permito que cada alumno siga su ritmo, algunos no llegarán al nivel más alto, pero si mejoran eso no tiene importancia. Esto permite recuperar a algunos alumnos descolgados.
  • Los alumnos no traen las tareas copiadas y sin entender.
  • Según va aumentando la autonomía de la clase cada vez se dispone de más tiempo para atender a las necesidades emocionales de los alumnos. Esto mejora el clima de trabajo y confianza en el aula.
  • Los alumnos pierden la noción del tiempo en la clase y ya no la ven como un suplicio interminable, les gusta que llegue ese momento. Esto es fantástico y muy motivador.

Recomendaciones y avisos para docentes

A pesar de los grandes beneficios de esta metodología, existen algunos problemas con los que es posible encontrarse:

  • Los grupos no siempre funcionan. Hay que hacer lo que ya sabemos, evaluar a las personas e ir viendo las distribuciones más efectivas.
  • Las clases son más alborotadas, pero es porque hablan entre ellos para colaborar.
  • Hay que establecer tiempos para las tareas, si no las horas se pasan en un suspiro.
  • Hay alumnos que no saben lo que están haciendo, en especial los que tienen más dificultades, y corremos el riesgo de que los más rápidos nos roben todo el tiempo. Pero si el grupo funciona bien podemos separarlos en ciertos momentos, ponerlos al día, y reintegrarlos a los grupos.
  • El desarrollo del programa es más lento y se necesita más tiempo para diseñar actividades y pruebas .
  • Es posible que los alumnos no se tomen en serio la flipped classroom si eres el único que la implementa. Si consigues que más compañeros se sumen al cambio estoy convencido de que los resultados mejorarán y dejará de ser una rareza más de un «profe chiflado».

En cualquier caso, los resultados de aplicar la metodología Flipped Classroom en mis clases han sido muy satisfactorios. La motivación de los alumnos se ha incrementado significativamente y como consecuencia se ha conseguido llegar a un porcentaje de aprobados del 70-80%.

Para ampliar esta información podéis contactar conmigo a través de correo electrónico carlosic@telefonica.net o Twitter @carlosigcedu.