Esta experiencia la hemos llevado a cabo dos docentes del departamento de Lengua castellana y Literatura del IES Mariana Pineda, a la hora de abordar con dos grupos diferentes de 4º ESO la literatura del Romanticismo y del Realismo. Para ello tomamos como referencia el recurso Entre realidad o deseo. ¿Somos románticos o realistas?, elaborado por Mª del Mar Pérez Gómez, Irene González Mendizábal, Adela Fernández Campos. Siguiendo su trabajo, y partiendo de la premisa de que el carácter socialmente transformador de la literatura hace necesaria la preservación de los libros y de las ideas que contienen, planteamos a nuestro alumnado una serie de tareas que, al final, serían recogidas en una cápsula del tiempo para legársela a las futuras promociones del centro.
¿Y no es mejor como toda la vida?
Resulta difícil convencer a un grupo de adolescentes de lo importante que es una novela o un poema escritos en una época que ellos imaginan llena de gentes absurdas, vestidas con ropas absurdas, que se expresan de manera absurdamente cursi e incomprensible. Y que no tenían internet. De locos.
Por eso elegimos afrontar la lectura y el análisis de textos literarios del siglo XIX aplicando con nuestros respectivos alumnos y alumnas este recurso, tratando de conseguir con ello que identificaran los planteamientos de las obras trabajadas en clase como la expresión de sentimientos similares a los suyos propios, de inquietudes parecidas a las que han experimentado o han observado a su alrededor, e integrando esa aproximación a la literatura en una mirada global que conectara la mentalidad de cada época con las particularidades de su música, de su manera de pintar, de su organización social.
De este modo, se pueden abordar casi todas las competencias específicas que conforman el currículo (comprensión y producción de textos orales y escritos, configuración de un itinerario lector, conocimiento sobre la estructura de la lengua…) a través de una metodología que apuesta por el aprendizaje colaborativo y basado en proyectos.
Fases del proyecto
Tras la sesión inicial para destacar el ya citado carácter reformador de la literatura, se le planteó al alumnado una cuestión sencilla: ¿qué es ser romántico? ¿Y ser realista? Y lo que es más importante: entre esas dos opciones, ¿cómo se definiría cada uno de ellos? A partir de ese momento se plantearon los objetivos del proyecto y se estableció su producto final. El trabajo con textos se llevó a cabo mediante tertulias literarias que relacionaron cuentos románticos y realistas, y por medio de poemas que permitieron el análisis de los vaivenes del amor romántico y de sus estereotipos, algo que se vio facilitado por la lectura paralela de Don Juan Tenorio, de J. Zorrilla.
Claros ya los conceptos que definen a cada movimiento artístico, decidimos introducir una pequeña variación en el proyecto inicial: planteamos a nuestro alumnado la exposición oral de un trabajo de investigación que profundizara en cada época y en sus contextos culturales, que concretara de manera teórica las características de cada uno de los movimientos literarios estudiados y que documentara los principales datos biográficos y literarios de un autor y una autora de su elección, uno de ellos romántico y el otro realista. La posibilidad de la exposición oral nos permitió incluir este aspecto dentro de los criterios de evaluación del proyecto.
Tras ello, se les pidió que de manera individual elaboraran un breve relato, bien romántico o bien realista, siguiendo las pautas y características del movimiento elegido. Finalmente, y con todas las tareas realizadas dentro, se cerró nuestra cápsula del tiempo y se completó el proyecto.
Muy bien, pero ¿realmente ha servido para que aprendan?
No hay quien enseñe a quien no quiere aprender. Pero también es cierto que aprendemos más si no percibimos lo que tratan de enseñarnos como algo infinitamente alejado de nuestros intereses y emociones. Intentar hacer ver al alumnado de 4º de la ESO que muchas de las ideas del siglo XIX perviven no solo en la prosa y en el verso de aquella época, sino en nuestro propio día a día, nos ha parecido una buena manera de abordar las literaturas romántica y realista. Ver cómo el alumnado leía los textos propuestos, cómo rechazaba o se identificaba con algunas de las acciones que llevaban a cabo los personajes de los relatos analizados, con los sentimientos que expresaban los poemas, con la necesidad de cambiar algunas costumbres de aquella sociedad y de la nuestra, o comprobar que eran capaces de formar imágenes empleando las palabras que mejor definen los conceptos artísticos de “lo romántico” o del Realismo decimonónico, ha supuesto una satisfacción para nosotros.
Decía Oscar Wilde que no se puede enseñar nada que valga la pena saber, y quizá sea cierto. Pero bueno, aquí seguimos. Por si acaso.