Cartas desde el frente en el IES Las Lagunas

 

Soy profesora del IES Las Lagunas, y este es mi segundo curso, el 22-23, aplicando el REA “Historia Contemporánea en mi móvil” en la asignatura de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º de bachillerato. Visto con retrospectiva, puedo decir que, efectivamente, la experiencia es un grado y la puesta en práctica por segunda vez de las distintas situaciones de aprendizaje que ofrece este REA con mi alumnado de bachillerato ha sido aún más satisfactoria si cabe que la primera vez.

Dentro del REA, durante el segundo trimestre del curso pasado, hemos llevado a cabo el proyecto de “cartas desde el frente” con unos resultados espectaculares. La metodología del “estudio de casos” es un ejemplo de cómo nuestra disciplina puede proporcionar un aprendizaje activo del contenido convirtiendo al alumnado en protagonista del mismo. De esta forma, mis alumnos y alumnas se pusieron en la piel de soldados, enfermeras, espías, familiares u objetores de conciencia que vivieron la “Gran Guerra” de primera mano. Pero la parte más interesante y atractiva para ellos fue el intercambio de las misivas con el alumnado de otro centro que estaba llevando a cabo la misma actividad.

 

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En este sentido, debo decir que la primera vez que realicé este proyecto la experiencia no fue plena. Nos encontrábamos en plena época «covidiana» y tuvimos que conformarnos con unas cartas sin destinatario. Es por eso que este curso pasado ha sido especial para mí; previo contacto con otros profesores del #claustrovirtual, intercambiamos nuestras cartas con el alumnado del Instituto Español Giner de los Ríos en Lisboa (resultó doblemente interesante para mis alumnos el hecho de cartearse con el país vecino). Gracias a su diligencia y creatividad, en poco tiempo tuvimos sus cartas en nuestros pupitres. Entre nervios y risas realizamos el “unboxing” con mi alumnado de 1º de bachillerato A; la caja vintage preciosamente decorada nos hacía soñar con un contenido más que prometedor. Sus caras, entre expectantes y emocionadas, lo decían todo.

 

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Tras su lectura procedimos a la redacción de un borrador siguiendo el modelo que nos proporcionaba el REA que, sumado a la rúbrica de evaluación, permitió a mis alumnos y alumnas redactar sus respuestas en tiempo y forma adecuados: formato carta, letra adecuada y legible, elementos gráficos y estilísticos propios de la época, destinatario, remitente y sello situados de forma correcta, etc.

Ya con nuestras cartas redactadas y ensobradas, sólo faltaba enviarlas con toda nuestra ilusión y cariño al alumnado lisboeta (alguna que otra llevaba besos marcados, fotografías, recuerdos de las trincheras). No hubo día que no preguntasen si la correspondencia había alcanzado su destino… El profesor del Giner de los Ríos documentó todo maravillosamente mediante vídeo y fotografías, así que cuando comuniqué a mi alumnado que ya habían llegado sus escritos al frente luso, no tuve más remedio que mostrar las “evidencias” de la llegada a cada uno de ellos; todos querían ver si era “su carta” la que aparecía en las fotos.

 

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Una vez finalizado y evaluado el proyecto, sólo queda emitir mi juicio como docente; como ya apunté al comienzo, la experiencia no sólo fue idónea de cara a la aplicación de la LOMLOE y las situaciones de aprendizaje, sino que, además, fue enriquecedora para mi alumnado de Las Lagunas; será una actividad que sé que recordarán siempre y es que “sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria”.

En esta era digital donde impera el ansia y la inmediatez, resulta tierno e interesante ver cómo esta generación descubre lo analógico; la emoción de la espera, la estructura de una carta, el proceso de colocar el sello e indicar destinatario y remitente. Para ellos es un descubrimiento de algo exótico que no conocen más que de oídas y a través del cine o la literatura. Para mí, un ejercicio de nostalgia, un recuerdo de un tiempo en el que los amigos por carta eran un estupendo entretenimiento de verano.