Imaginemos… Recursos Educativos Abiertos

portadaLos cambios que se están produciendo en la forma en que los alumnos aprenden y los docentes planifican el aprendizaje conllevan inevitablemente un modelo completamente diferente de contenidos educativos.

Los recursos del aula tienen que servir para fomentar y apoyar el éxito escolar, la innovación educativa y la motivación de los docentes para afrontar el gran esfuerzo que supone romper con el modelo tradicional de enseñanza-aprendizaje en el contexto actual.

Las nuevas propuestas metodológicas que muchos docentes y centros educativos están planteando a sus alumnos, la existencia de un repositorio universal como Internet en el que docentes y alumnos encuentran contenidos (explícitamente educativos o no) y las demandas de estudiantes cuyas formas de conocer el mundo han cambiado sustancialmente provocan dar la vuelta al modelo de producción, aplicación y desarrollo de los recursos educativos.

Cambio, innovación, renovación… Cualquiera de estos términos (u otros que podamos utilizar) no pueden abarcar completamente el proceso que está ocurriendo en muchos centros educativos a nivel nacional y que implica la introducción en las aulas de nuevos modelos en los que los alumnos aprenden creando, investigando, trabajando en equipo y revisando y analizando lo hecho y aprendido.

Profesores y profesoras, maestros y maestras vuelven a su rol como guías del aprendizaje que diseñan y ponen en marcha en el aula situaciones y secuencias didácticas en las que los alumnos adquieren aprendizajes y competencias clave de manera activa. En todas estas experiencias la evaluación cumple una triple función: valorar lo aprendido, revisar y mejorar el desarrollo de la secuencia didáctica y crear en los estudiantes hábitos de revisión y reflexión.

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Los objetivos de estos docentes son los que deben acompañar a toda buena práctica educativa: favorecer que los alumnos adquieran las competencias y consigan los objetivos del currículo al mismo tiempo que consiguen habilidades y rutinas como el trabajo en equipo, la revisión periódica de lo aprendido y la organización de recursos y materiales propios para el aprendizaje.

Estas experiencias innovadoras integran las TIC de manera natural. Los estudiantes son desafiados a generar productos, buscar y depurar información y organizar sus materiales de estudio con los diversos dispositivos (móviles, tabletas, netbooks, portátiles…) y un número casi infinito de aplicaciones y recursos de software.

En un esfuerzo ingente, los educadores intentan conciliar estos nuevos modelos con estructuras y modelos de organización escolar que añaden ciertas dificultades a este proceso. Organización de los horarios, modelos de evaluación, exigencias de las administraciones educativas y, en muchas ocasiones, reticencias de otros compañeros de claustro suponen una dificultad añadida a las de cualquier proceso de innovación: mayor carga de trabajo (al menos inicialmente) e incertidumbre (también inicial) del docente y los alumnos.

Ejemplos como los que aparecen en la sección «Experiencias de aula» de CeDeC nos dejan muy claro que no hay un solo modelo básico para todos. Cada docente en cada aula define qué método quiere aplicar con sus alumnos para que estos aprendan de manera activa y poniendo en juego múltiples competencias. De esta forma, encontramos propuestas que van desde la aplicación del modelo de aprendizaje por proyectos (ABP) por equipos de docentes de un mismo centro educativo  al desarrollo de aprendizaje basados en centros de interés en Primaria, pasando por diversas experiencias asentadas en la metodología «Flipped Classroom» (Clase al revés).

Los docentes parten de la necesidad de encontrar formas de organización del aula y de aprendizaje que permitan motivar a sus alumnos y conseguir que estos adquieran competencias, habilidades y conocimientos contemplados en el currículo a partir de las experiencias, conocimientos y entornos vitales y formativos de los alumnos y del centro educativo en el que estudian.

Un buen ejemplo de esto es el de la experiencia desarrollada en el Instituto Clara Campoamor de Ceuta. En este caso, las dificultades de aprendizaje, y sobre todo de motivación, y un grupo clase con alumnos de lo más heterogéneo llevaron a la profesora, Cruz Chacón, a buscar un camino completamente diferente para sus clases a través del ABP.

Un solo contenido nunca es suficiente

La aplicación de nuevas metodologías en la que los alumnos aprenden de manera autónoma, generan sus contenidos y recursos y trabajan en equipo para aprender y revisar lo aprendido lleva a que los profesores y profesoras necesiten recursos de aprendizaje de diferentes fuentes y que se adapten a las dinámicas y secuencias didácticas que se propongan en cada momento.

Así, por ejemplo, en una misma sesión de clase, un grupo de alumnos  precisará de una rúbrica que le guíe en los objetivos que va a tener que conseguir, uno o dos recursos de información (claros y completos) y algunas actividades para organizar esa información, guardarla en su portafolio personal y compartirla con sus compañeros. Probablemente, algunos de los materiales que este grupo use no habrán sido concebidos para educación sino que procederán, por ejemplo, de espacios divulgativos de Internet, blogs de profesores y expertos e incluso de las páginas oficiales de canales de televisión.

DIGITAL NEWSPAPER PROJECT AT HIGH SCHOOL from Isabel Mariñosa Vela on Vimeo.

Los docentes, como responsables del diseño de las secuencias y experiencias didácticas, son aplicadores y adaptadores de recursos y contenidos de los que hacen uso de manera flexible. Estos contenidos son escogidos en función de lo útiles que sean en un momento determinado para una o varias propuestas de aula, de la calidad de estos materiales y en muchos casos, de quién haya sido el autor de esos recursos. En este sentido, docentes y formadores de docentes son referencias constantes en la búsqueda de recursos educativos.

La experiencia de Virginia Capilla, del IES «Antonio Calvín» de Almagro es una muestra de cómo los contenidos educativos deben estar condicionados por el tipo de experiencia didáctica para la que se usan. Esta profesora, después de llevar algún tiempo organizando el aprendizaje de aula basándose en metodología ABP, utilizó los contenidos del Proyecto EDIA de CeDeC para profundizar en algunos aspectos o para desarrollar nuevas competencias y aprendizajes del currículo.

Otro caso que podemos citar es el de Domingo Chica quien, partiendo de un recurso educativo enfocado para Inglés en Primero de ESO  construyó su propia propuesta didáctica que mantenía la estructura y el enfoque original (que partía del aprendizaje por proyecto) dio un peso importante a otros enfoques pedagógicos como el flipped classroom e incorporaba otros recursos educativos, creados en este caso por el propio docente.

Estos ejemplos nos permiten ilustrar la idea de que los nuevos modelos de aprendizaje implican que los contenidos educativos se diseñen para que puedan estar «a medida de cada grupo clase y de cada situación de grupo clase». Flexibilidad por tanto, en el diseño de secuencias y flexibilidad en la forma de aplicarlas. El objetivo fundamental sigue siendo el mismo: que los alumnos consigan aprender aquello que «deben» aprender». Solo cambia el modo de llegar a ese objetivo y las herramientas y estrategias usadas para conseguirlo.

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En este contexto de cambio, las características de los materiales didácticos que se pongan a disposición de docentes y alumnos en los próximos años tendrán que responder a una serie de parámetros referidos a los contenidos que incluyen, su soporte técnico e incluso su modelo de producción, difusión y revisión.

Contenidos: innovadores, abiertos, flexibles

Podríamos enunciar cuatro características imprescindibles que permitirán que los contenidos de material educativo (o recursos educativos abiertos) estén realmente adaptados a lo que los alumnos (y sus docentes) y la sociedad van a reclamar en los próximos años:

  • Estar enfocados a partir de nuevas metodologías e incluir de manera sistemática y vinculada a otros objetivos didácticos el uso de las TIC, ABP, «Flipped Classroom», aprendizaje cooperativo, aprendizaje por retos… El rol actual y futuro de profesoras y profesores será el de guías del aprendizaje y diseñadores de secuencias didácticas en las que los alumnos sean los protagonistas de su aprendizaje, como señalan los expertos del BIE en el artículo «7 elementos esenciales del ABP». Por tanto, los nuevos contenidos que se produzcan deben ofrecer secuencias e itinerarios claros en los que el profesor encuentre apoyo para ejercer ese rol en el aula.
  • Ser lo más completos posibles. Ante el enorme volumen de trabajo que los profesores afrontan actualmente, los recursos educativos deben ofrecer secuencias didácticas completas y referenciadas curricularmente para que los profesores y profesoras centren su atención en su papel principal: pensar en cómo llevar a cabo la propuesta didáctica y analizar qué elementos pueden enriquecerla.
  • Ser modificables. No hay dos grupos de clase iguales, no hay dos docentes iguales y ni siquiera hay dos sesiones de clase iguales. Cualquier profesor va a encontrar elementos en un contenido educativo que no quiere trabajar, necesitará incorporar otros diferentes o precisará ampliar determinadas propuestas. Es imprescindible, y forma parte de la definición que la UNESCO hace de recursos educativos abiertos que los docentes puedan usar y modificar los contenidos sin ninguna restricción o con restricciones limitadas.
  • Ser flexibles: no solo técnicamente, permitiendo que cualquier docente (e incluso algunos alumnos) generen itinerarios diferentes de los propuestos, sino también dando la posibilidad de que docentes y alumnos puedan tomar la decisión de utilizar solo una parte del contenido o de incluirlo en otra secuencia que estén trabajando juntos.

Herramientas de creación y recreación

Vinculada a las dos últimas características que señalábamos anteriormente está la necesidad de que los recursos educativos sean producidos con herramientas de creación y en formatos que permitan que el docente que los use y aplique pueda modificarlos fácilmente. Estas herramientas solo serán útiles si nos permiten dar a los docentes el acceso a los archivos fuente para que modifiquen y cambien a voluntad los contenidos, la apariencia y el formato del recurso.

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Es imprescindible que estas herramientas cumplan con el doble requisito de estar disponibles para cualquier persona de manera legal y poder ser utilizadas en cualquier sistema operativo. Estas dos características solo serán útiles si las herramientas de autor, de las que venimos hablando, son sencillas de utilizar tanto para docentes avezados en el uso de las TIC como para los que se están iniciando en este camino. De nada servirá un programa muy potente que solo unos pocos pueden utilizar puesto que entonces la innovación (en lo que a contenidos educativos se refiere) quedará restringida a unos cuantos iniciados.

Uno de los ejemplos de herramienta de autor que cumple estos requisitos es eXeLearning.net. Este es el recurso con el que se están produciendo todos los materiales y contenidos del ProyectoEDIA y todo el desarrollo posterior que los docentes hacen de estos recursos.

Producción y difusión: materiales vivos que crecen y se adaptan

Este nuevo modelo en el que los recursos educativos se convierten en materiales que el profesor adapta a su contexto, convierte a los contenidos educativos en recursos vivos, sometidos a un continuo proceso de revisión y modificación, que ocurre casi al mismo tiempo que los contenidos son aplicados en el aula.

Los contenidos educativos que apoyan y fomentan la innovación y el éxito de los alumnos tienen inevitablemente su propio ciclo de vida, que otorga a los nuevos contenidos educativos una capacidad de adaptación a la realidad de las aulas, los centros y los alumnos.

Este ciclo de vida de los contenidos educativos contaría con una serie de fases. Utilizamos como ejemplo, el desarrollo de uno de los Recursos Educativos de Inglés del Proyecto EDIA, «My town», concebido inicialmente para 1º de ESO.

  • El contenido (recurso educativo abierto) es generado y publicado por un equipo de docentes con experiencia en nuevas metodologías y coordinados por una institución, en este caso CeDeC, que les ofrece apoyo y coordinación además del soporte técnico. La creación del recurso implica la publicación de manera integral del mismo y la difusión de manera desagregada de algunos de los materiales que incluye. En este proceso de diseño la primera decisión, y la más importante, es el enfoque metodológico de estos contenidos que condicionará en gran parte su estructura, la distribución de los elementos del currículo e incluso el diseño de los mismos. En este caso, la opción es la de que estos contenidos estén diseñados a partir de la metodología ABP (Aprendizaje basado en Proyectos).
  • Docentes de diferentes centros que ya han apostado por estas nuevas metodologías o que quieren introducirlas en sus aulas conocen los contenidos y comienzan a utilizarlos al completo o extrayendo aquellas partes que puedan resultar más útiles: tareas, rúbricas de aprendizaje o documentos de reflexión como apoyo o ampliación de otras experiencias didácticas.
  • El profesor y sus alumnos crean nuevos materiales que complementan al contenido original o que bien lo desarrollan en líneas diferentes. Durante la aplicación completa de los recursos, el docente y sus alumnos desarrollan una parte de las tareas y propuestas pero no pueden llevar a cabo algunas o se plantean la necesidad de otras diferentes y surge así la necesidad de completar o ampliar el contenido original.
  • Los docentes difunden su experiencia puesta en marcha de la propuesta didáctica original y publican el nuevo recurso o los materiales generados. De esta forma el contenido inicial, que era un REA completo pero diseñado de forma genérica, se amplía y se convierte en un recurso educativo cuya segunda (o tercera o cuarta o quinta) versión son fruto de las experiencias de docentes y alumnos, experiencias que a su vez ofrecen modelos de aplicación a otros docentes.

Estos nuevos contenidos son puestos a disposición de todos en los diversos repositorios existentes y también a través de diversas actividades de formación e intercambio de experiencias entre docentes. Los nuevos recursos se convierten en materiales que otros docentes consultan, aplican, modifican, replican y difunden y que generan por tanto su propio ciclo de vida. Un recurso educativo inicial genera así diferentes recursos y contenidos que pueden dar pie a secuencias que mantienen los objetivos didácticos y la propuesta global pero que adaptan estos elementos a la realidad de cada aula.

Conclusión: recursos educativos detrás de las propuestas didácticas

El nuevo modelo de contenidos educativos conlleva por tanto recursos de una riqueza y sobre todo una utilidad mucho mayor. Aún más, reubica a los recursos didácticos dentro de todo el aprendizaje y les devuelve al papel que deben tener: el de materiales y herramientas que ayudan a que el docente pueda desarrollar con sus alumnos el modelo de aprendizaje que considere más lógico. Se rompe así la primacía, que en muchos centros aún se mantiene, del recurso educativo como el centro alrededor del que giran todas las actividades que se llevan a cabo en el aula: qué se lee, de qué se habla en clase, qué hay que aprender y qué actividades se llevan a cabo para aprender.

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Los contenidos educativos realmente nuevos e innovadores deben ser el soporte flexible con el que un docente y sus alumnos pueden llevar a cabo aprendizajes de éxito, motivadores y que permitan alcanzar los objetivos del currículo al mismo tiempo que los alumnos adquieren competencias y habilidades que podrán aplicar a lo largo de toda su vida.

En una sociedad como la del siglo XXI en el que los conocimientos están a disposición de todos en la Red y en el que los docentes tienen que encontrar vías para que sus alumnos aprendan aquello que deben aprender de manera activa e incorporando las TIC, los contenidos educativos tienen que ser elementos flexibles y continuamente adaptables en los que el docente y los estudiantes puedan apoyarse para llevar a cabo experiencias de aprendizaje en las que los alumnos y alumnas son protagonistas de su aprendizaje y desarrollan vías diferentes de aprender en función de su situación.