De las casas colgadas de Cuenca a unas jornadas nacionales sobre currículo

 

Desde que el 30 de diciembre de 2020 se aprobó la Ley Orgánica 3/2020, la LOMLOE, hasta nuestros días, los lugares comunes de los docentes españoles se han ido llenado de nuevos términos “curriculares”, o no tan nuevos que dirían algunos, pero sin lugar a dudas está ley, con un gran preámbulo y un artículo único, no ha pasado desapercibida.

 

Hemos tenido la ocasión de estar presentes, el 3 y 4 de noviembre de 2022, en las Jornadas nacionales sobre el modelo curricular, competencial e inclusivo celebradas en Cuenca y organizadas por el Intef, y este artículo es un resumen de las “situaciones de aprendizaje” vividas en dicho encuentro.

 

Nos atrevemos, sin miedo, a denominar «situaciones de aprendizaje» lo ocurrido allí pues el conjunto de ponencias y talleres organizados para docentes de todos los lugares de España cumplen las características de lo que establece la norma nacional y los decretos autonómicos, para definir este concepto tan presente en la charlas docentes de nuestros días.

Todo parte de parte de la realidad, intereses y motivaciones del alumnado (docentes en este caso) e incluye los grandes retos del siglo XXI, Es cierto que los detractores no suelen venir a estos encuentros pero los asistentes demostraron ese interés con creces y con ganas de mejorar su práctica docente para que en este siglo XXI,  tengamos una Educación que dé respuesta a lo que la sociedad, global y compleja, demanda. 

El currículo debe ser una herramienta, no una carga, algo que suponga una mejora para el futuro y no una barrera para la la comunidad educativa, (Lucio Calleja)

 

 

El eje principal de una S.A. es la resolución de problemas y retos de forma creativa, cooperativa, autónoma, reflexiva y responsable. Y en los espacios de debate formales o informales generados en estas Jornadas, los docentes pusieron de manifiesto que esa creatividad, y ese trabajo cooperativo puede llegar a dar sus frutos y resolver los complejos problemas que se nos presentan cada días en las aulas,

En el aula habrá que aterrizar las competencias clave a través de las competencias específicas de cada área o materia y los distintos saberes (conocimientos, destrezas y actitudes) con objeto de alcanzar esos descriptores, ese objetivo común, del perfil de salida. Ese es el gran reto.  Cabe destacar que en las jornadas hubo una competencia que fue «trending topic«,  que destacó por encima de todas en talleres y ponencias, y así el ”Aprender a aprender” fue tema de muchas conversaciones en los dos días y desde la interdisciplinariedad los asistentes pudieron ser agentes activos de su propio aprendizaje y llevarse una mochila llena de buenas e interesantes propuestas.  

Un buen conductor o conductora deberá tener adquiridas las competencias para conducir sin riesgo para él ni para nadie.. En su preparación se enfrentará a diferentes situaciones de aprendizaje, que incluyan pruebas reales, simuladores o test, y que están construidas en torno a unos saberes básicos (conocimientos, destrezas y actitudes).

Los conocimientos podrían venir representados por el manual del autoescuela para sacarse el carnet donde hay muchas señales de tráfico y datos; las destrezas o habilidades serían, entre otras, el cómo hago el juego de pedales o cómo salgo en rampa, por ejemplo; y las actitudes se muestran como la forma de actuar frente a un conductor o conductora de edad avanzada que va lento y no avanza en un semáforo. Un buen conductor no es solamente el que memoriza el libro, ni tampoco el que pese a tener buenas habilidades va gritando en los semáforos. (Lucio Calleja)

 

También se puso de manifiesto algo obvio y sobre lo que todos deberíamos hacer algo de autocrítica, ya en las recomendaciones del Consejo de Europa de 2004, y en la LOE de 2006,  se hablaba de competencias y han tenido que pasar muchos años y otras leyes educativas para ponerlas de nuevo frente a nuestros ojos y entender que el camino de la educación en este mundo global y digital (cada vez más) pasa por, como diría Berta Martínez, profundizar en los diseños competenciales. 

 

 

El término “inclusión” en el título de las jornadas no se podía pasar por alto, una ley de educación no puede dejar a nadie atrás y entre otras cuestiones se habló de un currículo que tiene una serie de potenciales inclusivos como son la  transversalidad o flexibilidad del mismo. Y se hizo mucho hincapié en el valor de la importante desconexión de los criterios de evaluación de los saberes y la «atrevida» conexión, novedosa y abierta, de los mismos con las competencias específicas. No se evalúa mirando a los contenidos sino a las competencias.

Los contenidos son generadores de norma y el desvincular los criterios de evaluación de los saberes y vincularlos a las competencias específicas dota de una mayor libertad a los docentes y son una oportunidad de inclusión educativa. (Antonio Márquez Ordoñez)

 

También de una forma transversal entre la Historia y la Biología, y ante este nuevo currículo aparecieron dos conceptos muy similares fonéticamente pero algo separados en sus significados, el de la evolución, desde la LOE hasta nuestros días, y el de la revolución que puede suponer cualquier cambio normativo, Y así en una charla muy intensa de Javier María Valle vimos como esos dos conceptos se entrelazan para sacar importantes ideas.

El currículo no necesita evolucionar, necesitamos una revolución competencial y las competencias clave son el mejor camino hacia ella, (José María Valle)

 

Y qué sería de una Situación de Aprendizaje si no se contemplase la Evaluación. Ponencias y talleres pusieron el foco en otro de los grandes temas. Quedó presente y claro que evaluar no es calificar, que hay estudios y evidencias claras que señalan que un nota aporta bastante menos que un comentario a la hora de dar feedback al alumnado, y que este feedback se debe dar en el proceso, una vez recogidas las evidencias, y no al final del mismo. Entramos de lleno en lo que se viene llamando Evaluación Formativa y pensando en un futuro donde el alumnado que desarrolle ampliamente la competencia de aprender a aprender sea capaz de tras el feedback del docente realizar sus propios ajustes en lo que se podría denominar Evaluación Formadora.

 

 

El paso de una evaluación sumativa, a la que de forma general están habituados muchos docentes, alumnado y familias y que es referencia de procesos como la EBAU o el acceso a la profesión docente en las oposiciones, a una evaluación formativa que regule y mejore los aprendizajes no será sencillo pero el camino está trazado y en otros países ya lo están transitando con éxito.

También vinculada a la evaluación y a la realización de tareas más competenciales, se hicieron propuestas de cambio para sustituir el modelo de hacer tarea y recibir nota, de forma repetitiva, por otros más abiertos que quedan recogidos en la siguiente imagen:

 

Solicitar tareas más complejas, mostrar modelos de resolución de las mismas y dar feedback o promover los procesos de metacognición son una apuesta más ambiciosa y de la que cada vez existen más evidencias de una mayor implicación del alumnado y mejores resultados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Debemos plantear tareas o actividades que permitan la obtención de evidencias, “tareas auténticas” que desarrollen competencias y no solamente realizar fichas o ejercicios de un libro de texto. (Javier Cortés de las Heras)

También hubo tiempo en las jornadas para mesas redondas, donde pudimos ver qué hacen ya en muchos centros del país con respecto a horarios, espacios o proyectos de innovación. Cómo desde los equipos directivos se apuesta por esos enfoques competenciales que reclama la LOMLOE y cómo, pese a ser un trabajo costoso, comprometido y en ocasiones muy trabado, los proyectos van saliendo adelante para beneficio del alumnado y de la sociedad.

Y fue grato escuchar a inspectores e inspectoras de varios lugares de España mandando un mensaje tranquilizador  y positivo a los docentes allí presentes y señalando la importancia de una buena documentación como garantía de equidad y calidad en el sistema educativo.

Es de agradecer a ponentes, talleristas y al Intef que tuviesen presentes al Cedec  para ejemplificar los REA como ejemplos de Situaciones de Aprendizaje y como un gran banco de recursos junto a ese valioso conjunto de rúbricas y otros documentos que son, sin lugar a dudas, de gran utilidad para los docentes,

Hubo más en las jornadas, algo seguro que se nos escapa. Cada asistente se llevó sin lugar a dudas, además de una foto de las Casas Colgadas de este entrañable ciudad una conjunto de ideas y propuestas que serán germen de cambio, ilusión y futuro.