¿Qué puede aportar una política de recursos educativos abiertos a los planes educativos?

 

Desde que la UNESCO definió por primera vez el término “recurso educativo abierto” (REA) hace veinte años (2002), el concepto ha evolucionado desde un significado amplio y poco preciso, referido a programas didácticos de libre acceso, a una realidad concreta que forma parte de las estrategias tangibles de muchos países e instituciones para ampliar el acceso a la educación, mejorar el aprendizaje y crear oportunidades de aprendizaje permanente para todos.

La comunidad internacional, representada en la UNESCO, ha ido perfilando cada vez más el concepto de recurso educativo abierto en cada nueva declaración, promoviendo su uso explícito en los sistemas educativos. Así, la Declaración de París (2012), diez años después de la acuñación del término, recomendaba a los estados la promoción del uso de REA en sus sistemas educativos nacionales. Y el Plan de Acción de Luibliana (2017) concretaba las orientaciones generales de París con propuestas para favorecer políticas nacionales de REA.

El estado actual de la cuestión, con respecto al uso y promoción de los REA en los sistemas educativos nacionales, abre una puerta a la esperanza, existiendo evidencias interesantes de la promoción de REA por parte de instituciones e iniciativas gubernamentales, de política nacional o local (1), y no exclusivamente ligadas -como erróneamente se ha dado a veces a entender- a países en vías de desarrollo o del tercer mundo (2).

 

Los recursos educativos abiertos son valores

Es cierto que en el nacimiento de los REA ha sido muy importante la cultura comunitaria o popular. Los recursos educativos abiertos no son solo soluciones frecuentemente ligadas a la tecnología para abordar problemas de costo y calidad de los materiales educativos; los REA son también valores e ideas como equidad, inclusión, colaboración y sostenibilidad.

La adopción de dichos valores por parte de la comunidad usuaria de REA, así como por parte de los responsables de la política educativa, es clave para mantener iniciativas de recursos educativos abiertos a largo plazo, con un impacto real en la calidad del aprendizaje. Sin comprender que los recursos educativos abiertos nacen para ofrecer soluciones a ciertas fallas del sistema y para abarcar lo que los recursos tradicionales no vienen haciendo, corremos el riesgo de lanzar políticas de REA como fuegos artificiales, que se consumen en sí mismas, con escaso impacto .

En este sentido, resulta muy interesante la lectura de textos como La Declaración de Quingdao (UNESCO, 2015) que señala: “Los recurso educativos abiertos dan a los interesados del ámbito de la educación oportunidades de mejorar la calidad de los libros de texto y otras formas de contenido didáctico y ampliar el acceso a los  mismos; a fin de catalizar el uso innovador del contenido y fomentar la creación de conocimiento”. O el Plan de Acción de Liubliana (2017) que indica: “ Si se utilizan eficazmente y se sustentan en sólidas prácticas pedagógicas, los REA ofrecen la posibilidad de aumentar enormemente el acceso a la educación por medio de las TIC, abriendo oportunidades de crear y compartir un abanico más amplio de recursos educativos para atender una diversidad mayor de necesidades de los educadores y los alumnos. El incremento del acceso en línea a los REA promueve en mayor medida el estudio personalizado, el cual, aunado a la conexión con las redes sociales y al aprendizaje en colaboración, propicia oportunidades de innovación pedagógica y de creación de saber”.

Los REA se impulsan en la tecnología porque el mundo digital puede ofrecer una respuesta a problemas a los que se enfrentan todos los sistemas educativos, como el acceso a recursos, la equidad, el aprendizaje permanente y la racionalización del gasto. Pero, además de la apertura técnica, no podemos olvidar los valores que subyacen tras las licencias abiertas y el objetivo pedagógico con el que se utiliza el recurso, fomentando los REA un movimiento popular de uso creativo de los materiales por parte de docentes y discentes en la educación formal.

 

Los REA en el contexto actual

En el año 2020 la UNESCO y la Comomonwealth of Learning (COL) publicaron una guía para ayudar a los responsables políticos e instituciones a diseñar políticas concretas de creación y uso de recursos educativos abiertos. Dicho texto, denominado Directrices para la elaboración de políticas de recursos educativos abiertos (UNESCO; 2020), establece los pasos a seguir para examinar, analizar, elaborar, poner en práctica y evaluar una política de recursos educativos abierto (REA) adaptada al contexto (3), ofreciendo herramientas concretas para diseñar un plan de acción real.

Un objetivo clave de la guía es ampliar los conocimientos específicos sobre recursos educativos abiertos por parte de los responsables políticos, para comprender cómo los REA pueden contribuir a desarrollar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4) en los diversos contextos locales (4).

La guía establece siete etapas en el proceso de elaboración de políticas de REA, siendo especialmente interesante la lectura de las cuatro primera etapas, donde se gesta el sentido de un plan nacional, regional o local de recursos educativos abiertos. Las tres últimas etapas ofrecen pasos y herramientas para concretar de manera práctica la estrategia de REA en un contexto específico.

    1. Comprender el potencial de los REA
    2. Determinar la visión futura de los REA
    3. Establecer el marco de la política
    4. Analizar las brechas
    5. Concebir el plan maestro
    6. Planificar la gobernanza y la implementación
    7. Poner en marcha la política de REA (evaluación y mejora)

 

Integrar los REA en los planes de estudio

Una política de REA alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, (“Garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos y promover el aprendizaje a lo largo de toda la vida”), ha de intervenir en diversos ámbitos para ofrecer soluciones a través de los recursos educativos abiertos. Se trata de plantear qué escasez de recursos (o de orientación en los recursos) y en las prácticas pedagógicas impiden el desarrollo del ODS 4 en el contexto nacional, regional o local.

Además, todos los sistemas educativos se enfrentan a desafíos emergentes del siglo XXI, que también deben ser tenidos en cuenta en la política de recursos educativos abiertos:

  1. Fomento de la utilización de nuevas formas de aprendizaje adaptadas al siglo XXI, con un peso importante de competencias generales y específicas en los aprendizajes.
  2. Fomento de la formación profesional y la participación de los docentes. Se espera cada vez más que los docentes impartan formas de enseñanza centradas en el educando y basadas en el uso de tecnología digital (5).
  3. Aprovechamiento de las ventajas de un mundo interconectado.

Las políticas de recursos educativos abiertos deben dar un peso significativo al aprendizaje de competencias generales y específicas en el alumnado; la formación inicial y permanente del profesorado, incrementado la capacitación docente en el uso creativo de REA; y utilizar los beneficios de un mundo interconectado, favoreciendo el intercambio de materiales en el contexto local, nacional e internacional, con repositorios amplios o plataformas intercambiables (6).

Por lo tanto, una buena  política de recursos educativos abiertos debe centrarse en los puntos de acción relacionados con el ODS 4 y con los desafíos educativos generales en los que el sistema educativo halla dificultades. Algunos posibles objetivos en las políticas de recursos educativos abiertos pueden ser:

  • Reducir los obstáculos que dificultan las oportunidades de aprendizaje en los grupos vulnerables, planteando soluciones técnicas y educacionales como la utilización de recursos educativos abiertos en todas las etapas de la escolaridad, desde preescolar hasta la educación superior, desde un punto de vista inclusivo.
  • Reducir los costos del acceso a la educación. Se trata de crear recursos educativos abiertos para racionalizar procesos y reducir costos, por lo que urge el fomento de intercambio de materiales entre bancos de recursos y plataformas, por parte de las administraciones, huyendo de la duplicidad de materiales.
  • Adaptar mejor los contenidos de aprendizaje a las necesidades individuales, formando a los usuarios en el “círculo virtuoso” de uso de REA, haciendo una utilización funcional y creativa del material, para que se adapten a un contexto de aprendizaje dinámico.
  • Ofrecer  contenido multilingüe adaptado al contexto. Se trata de tener en cuenta la diversidad cultural y lingüística en la planificación de creación y adaptación de recursos.
  • Apostar por la alfabetización de adultos y la sensibilidad a las cuestiones de género, creando y modificando contenidos bajo el prisma de estas dos premisas.
  • Garantizar la capacidad de los docentes y formadores para utilizar el potencial de estos recursos, reforzando los entornos de aprendizaje donde se utilizan los REA y así favorecer su impacto real, incorporando planes de formación del profesorado.
  • Evaluar el impacto de la política de recursos educativos abiertos, abriendo cauces para la investigación sobre el impacto y la calidad del aprendizaje, ajustando las políticas a la evidencia empírica.

 

Integrar los recursos educativos abiertos en los planes de estudio nacionales, regionales o locales pasa más por plantearse los objetivos de la política REA y las carencias en el sistema, que por dotar a los usuarios de recursos educativos abiertos sin fin, con escaso o nulo acompañamiento en su utilización, en prácticas de pedagogía abierta y de licencias. Integrar una política de recursos educativos abiertos significa complementar la creación de recursos con la adaptación y reutilización de lo que ya existe, como parte del diseño político, mostrando así una genuina comprensión de lo que es un REA por parte de las administraciones. Sin olvidar la importancia de englobar los recursos educativos abiertos en la pedagogía, apoyando las prácticas de educación abierta de los docentes, con una finalidad explícita. En definitiva, se trata de responder a la pregunta: “Recursos educativos abiertos, ¿para qué?”.

Referencias

(1)  La Declaración de Incheon y la Declaración de Qingdao, ambas en el 2015, dieron a conocer estudios sobre el incremento de la calidad y la accesibilidad en el aprendizaje. Según la encuesta mundial de la Commonwealth of Learning sobre la adopción e impacto de los REA, un 79% afirmó que los REA habían tenido un efecto benéfico en el desarrollo profesional de los docentes, un 76% respondió que los REA habían mejorado la calidad de la enseñanza y el aprendizaje y un 74% que los REA habían contribuido a mejorar el intercambio de los recursos entre docentes (Directrices para la elaboración de políticas de recursos educativos abiertos, UNESCO; 2020).

(2)  Existen interesantes iniciativas de creación de recursos ligadas a la Educación Superior en EEUU, contextualizadas en un debate público sobre la asequibilidad, tanto de adopción de recursos educativos abiertos como en una estrategia de concesión de licencias de educación abierta a gran escala. El gobierno de Nueva Zelanda adoptó una política general de acceso abierto y licencias abiertas en todas las etapas del sistema educativo, así como el proyecto Open Educational Licensing depende del gobierno australiano. Diversas universidades europeas han apostado por estas políticas, como la Universidad Técnica de Delf (Países Pajos) o la universidad de Edimburgo (Escocia). También son abundantes los repositorios nacionales en la Unión Europea, como la plataforma francesa SUP Numériques. En España contamos también con varios bancos de recursos provistos por el Ministerio de Educación y Formación Profesional a través de, por ejemplo, el proyecto EDIA del Centro Nacional de Desarrollo Curricular en Sistemas no propietarios, y otros ejemplos regionales como el proyecto CREA de Extremadura.

(3), (4) y (5)  Directrices para la elaboración de políticas de recursos educativos abiertos (UNESCO; 2020)

(6)  Para profundizar en este tema, se recomienda la lectura del artículo Banco de Recursos Educativos Abiertos, ¿y ahora qué? donde se profundiza en el concepto de ecosistemas de REA. Antonio Monje (2021), Aunque llueva piedras.

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