Cómo, cuándo y por qué los alumnos deben opinar y decidir en ABP

portada02Dar a los estudiantes la capacidad de opinar y tomar decisiones mientras desarrollan un proyecto es uno de los 7 elementos esenciales de la metodología ABP.

Este planeamiento, aparentemente sencillo, nos ofrece muchos aspectos y capas diferentes si profundizamos en él y analizamos con detalle qué significa dar a los estudiantes «voz y voto» en el desarrollo de secuencias ABP…

¿Por qué es necesario en el aprendizaje por proyectos que los alumnos y alumnas puedan opinar y decidir?¿Cómo debemos guiar esta toma decisiones? Las respuestas a estas preguntas son determinantes para el enfoque y carácter de nuestros proyectos de aula.

Parece claro que, para la mayoría de los estudiantes, es muy motivador poder tomar sus propias decisiones e intervenir directamente en el desarrollo de una actividad de clase (en este caso un proyecto). Esta posibilidad hace que sean más activos, más participativos. Un ejemplo de cómo cambia la actitud del alumnado podría ser la experiencia de la profesora Cruz Chacón en el IES «Clara Campoamor» de Ceuta que se refleja en el artículo «Por qué mis alumnos quieren seguir aprendiendo con ABP».

Para muchos chicos o chicas el que sus opiniones y decisiones sean tenidas en cuenta en un proyecto es decisivo para implicarse en él o no. Si los alumnos y alumnas no pueden tomar decisiones y opinar, verán el proyecto como otra tarea encomendada por el docente, solo que en este caso más larga y más costosa.

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Como Mike Keachale, uno de las personas con las que he compartido reflexión sobre este tema recientemente, hizo notar, tenemos «dejar de hacer la escuela para los chicos y chicas y pasar a hacerla con lo chicos y en torno a lo que son sus verdaderos intereses».

Krsiyn Kamps, otra de mis compañeras en este análisis, señala que muchos estudiantes de 7º y 8º curso (Correspondiente a 1º y 2º de ESO) piensan que todo lo que hacen en la escuela antes de llegar a «High School» (4 cursos posteriores previos a la Universidad) no sirve para nada.

La propia Krystin constata que, al mismo tiempo, en esa edad, estos estudiantes sienten que ya pueden aportar ideas propias. Por tanto, si ellos no pueden participar de manera importante en una actividad de aula, desconectarán y perderán el interés.

Jennifer Klain añade otro elemento más para explicar la importancia de que en el desarrollo de los proyectos en el aula sean fundamentales las opiniones y decisiones de los alumnos: «Es algo imprescindible en la educación del siglo XXI…Necesitamos personas con iniciativa y capacidad de liderazgo. Las escuelas pueden contribuir a desarrollar estas capacidades permitiendo que los chicos y chicas piensen y planteen sus intereses (por ejemplo, dándoles participación en la aplicación de los proyectos) y enseñándoles a afrontar problemas y desafíos reales».

Consejos e ideas

Las reflexiones anteriormente presentadas forman parte de un proceso de reflexión en torno en torno a la autonomía de los alumnos en el desarrollo de proyectos de aula cuyos resultados  pueden resumirse en una serie de orientaciones:

  • Pensar en por qué y para qué queremos que los estudiantes opinen y decidan. No se trata de hacerlo porque los alumnos lo pidan o porque pensemos que, ya que estamos en un modelo ABP, es obligatorio. Las pregunta serían: ¿Es necesario para este proyecto? ¿En una situación del mundo real similar también tendrían esta capacidad de decisión? El proyecto «Las lenguas que nos rodean» plantea sus propias respuestas para el desarollo del producto final, una exposición en el centro sobre las lenguas del mundo.
  • Tener claro que a veces hay que limitar la capacidad de los alumnos para opinar y decidir. Esto ocurre también en el mundo real donde todos trabajamos con condicionantes y limitaciones. Hablando, por ejemplo, de la formación de equipos, los adultos en la mayoría de las ocasiones no podemos elegir con quien trabajamos… Los REA de «Primaria» del Proyecto EDIA marcan esta línea en la organización de los grupos y el establecimiento de cuáles van a ser los materiales de aula.
  • Dar a los alumnos proyectos totalmente abiertos puede bloquearlos, especialmente en el caso de alumnos que se están iniciando en el aprendizaje por proyectos. Así que es mejor proporcionar orientaciones y guías de trabajo. Por ejemplo, podemos ofrecer una lista de tareas o productos entre los que tengan que elegir o presentarles dos posibles criterios para la organización de los equipos de aula. Una idea muy interesante para este punto y para el anterior es decir a los estudiantes lo que ellos «no pueden hacer o plantear» (Por ejemplo, una presentación de diapositivas o equipos de seis personas). El REA «La economía y yo» nos ofrece varios ejemplos en este sentido.
  • Crear una lista de productos finales con los alumnos. De esta forma, los estudiantes no sentirán que están siendo totalmente condicionados por el profesor. A partir de nuestra lista inicial, los alumnos y alumnas pueden sugerirnos muchos productos o proyectos finales en los que no habíamos pensado. En el apartado «Generamos materiales interactivos» del REA «La guerra que cambió el mundo» encontramos una plasmación de esta idea.
  • Partir de lo que interesa a los estudiantes. A través de alguna actividad al inicio del curso que nos permita definir el enfoque general y contenidos de nuestros proyectos a la hora de hacer la programación para todo el año lectivo. Una experiencia como Plasticoff (Educación Primaria) es muy ilustrativa en este sentido.
  • Ante de comenzar con experiencias ABP, introducir en nuestras clases dinámicas y momentos para que ellos decidan y opinen. Así, tanto nosotros como nuestros estudiantes comprenderán qué significa tomar decisiones y sentirse parte del diseño y desarrollo de las actividades de aula. Por ejemplo, al resolver una actividad pueden decidir si hacerlo individualmente o en equipo; pueden incluso decidir en qué orden creen más adecuado estudiar los apartados de un tema o qué lecturas o recursos complementarios pueden acompañarlo. Las «Quince actividades para cohesionar el aula» de Pilar Etxebarría pueden ayudarnos desde el inicio de curso.

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La gran pregunta: ¿Aprenderán todos los contenidos?

Este enfoque de proyectos abiertos a las decisiones y elecciones de temas de los alumnos genera en muchos docentes la preocupación acerca de los contenidos, especialmente en niveles de Secundaria y Bachillerato.

La preocupación de los profesores y profesoras es que si dejan que sus estudiantes elijan sobre qué aspecto o aspectos de un tema van a centrar su proyecto, puede que no aprendan elementos claves de ese tema o apartado del currículo.

Una respuesta amplia y radical partiría de plantearnos qué es lo que realmente deben aprender nuestros alumnos y alumnos. Probablemente deberíamos llegar a la conclusión de que deben aprender menos de lo que nosotros nos planteamos y de lo que aparece en los currículos.

Sin llegar tan legos, existen herramientas pedagógicas que nos permiten garantizar que en nuestros proyectos los alumnos lleguen a los objetivos curriculares que consideremos imprescindibles.

  • Por ejemplo, dinámicas como la de los equipos de expertos o la coevaluación entre iguales garantizarán también que todos conozcan todos los apartados de un tema.
  • Al mismo tiempo, los requisitos para los productos finales que plasmaremos en las rúbricas y otros documentos de evaluación, como el que aparece a continuación para el proyecto «Querido diario» pueden dar una referencia que lleve a los alumnos a profundizar en los aspectos necesarios.

Más allá de nuestros proyectos de aula

Escuchar la voz de los estudiantes y hacerles sentir que sus aportaciones e intereses son importantes para todo debe ir más allá de dejarlos elegir y opinar cuando están aprendiendo a través de los contenidos.

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Debemos incluir tareas, desafíos, productos finales y actividades de difusión a través de los que los chicos y chicas expresen sus opiniones, sentimientos, ideas. Dos ejemplos serían:

Como complemento a este tipo de tareas, nuestros estudiantes tienen que participar directamente en la evaluación final de los proyectos cuando estos han terminado: su diseño, los recursos que incluía, cómo ha sido la labor del docente, qué aspectos deberían mejorarse y cuáles deberían mantenerse ya aplicarse en otros proyectos…

Un sencillo documento como «Evalúo la experiencia de aula» puede dar pie a esta participación directa de los alumnos. En el mismo sentido, el uso de blogs como diarios de aprendizaje facilita el proceso de reflexión acerca del proyecto y la capacidad de transmitir estas opiniones al docente. En cualquier caso, estas opiniones tendrán que ser puestas en común en el aula o transmitidas al docente a través de un documento redactado individualmente o consensuado entre los miembros del equipo de aula.

A modo de conclusión: frases que son razones

Los docentes que han participado en esta reflexión acerca de cómo y por qué dar voz y capacidad de decisión a los alumnos cuando están aprendiendo con metodología por proyectos (o con cualquier otra metodología):

«No necesitamos clases en las que se haga lo mismo de siempre. Necesitamos clases que fomente la iniciativa y el pensamiento autónomo».

«Permitiendo que los alumnos opinen y decidan, chicos y chicas totalmente desconectados pueden despertar de repente y sorprendernos a nosotros y a ellos mismos».

«Cuando, como docente te plantees si dar «voz y voto» a tus alumnos, no lo dudes, hazlo. No perderás el control de nada».

«… Arriésgate y da capacidad de decidir a tus alumnos y alumnas. Verás que hacen cosas que jamás habrían hecho en una clase en la que tú tuvieras el control completo».

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Fuente del artículo

Larmer, John. Gold Standard PBL (28 marzo 2016): Student Voice & Choice (Artículo en Blog). Recuperado de http://bie.org/blog/gold_standard_pbl_student_voice_choice

Los elementos que aparecen en cursiva han sido incluidos como ilustración y ampliación del artículo original.

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